sábado, 1 de mayo de 2010

Mayo, mes mariano en Pasión

Desamparados

Comienza el mes de mayo, y la mirada de toda la Hermandad se vuelve hacia la imagen de María Santísima de los Desamparados, en sus entrañables cultos del mes de mayo.

El Solemne Triduo tendrá lugar los días 13, 14 y 15, comenzando a las 20,30 horas con el rezo del Santo Rosario, ejercicio del Triduo y celebración de la Eucaristía, y la Función el domingo día 16, Solemnidad de la Ascensión del Señor, a las 12,00 horas, estando la predicación a cargo del Rvdo. P. Manuel Antonio Domínguez Menchón, Director Espiritual de la Hermandad y párroco de santa Teresa.

Estos cultos marianos, al celebrarse en pleno tiempo de Pascua de Resurrección, conjugan, al mismo tiempo, el encuentro agradecido y filial con nuestra venerada y querida Madre y Señora de los Desamparados con la celebración pascual del Resucitado en la Hermandad de Pasión. Que la asistencia y participación de numerosos hermanos sea el mejor homenaje a nuestra Madre Bendita de los Desamparados.

Mayo «mes» de María

Con respecto a la práctica de un "mes de María", extendida en varias Iglesias tanto de Oriente como de Occidente, se pueden recordar algunas orientaciones fundamentales.

En Occidente, los meses dedicados a la Virgen, nacidos en una época en la que no se hacía mucha referencia a la Liturgia como forma normativa del culto cristiano, se han desarrollado de manera paralela al culto litúrgico. Esto ha originado, y también hoy origina, algunos problemas de índole litúrgico-pastoral que se deben estudiar cuidadosamente.

En el caso de la costumbre occidental de celebrar un "mes de María" en Mayo (en algunos países del hemisferio sur en Noviembre), será oportuno tener en cuenta las exigencias de la Liturgia, las expectativas de los fieles, su maduración en la fe, y estudiar el problema que suponen los "meses de María" en el ámbito de la pastoral de conjunto de la Iglesia local, evitando situaciones de conflicto pastoral que desorienten a los fieles, como sucedería, por ejemplo, si se tendiera a eliminar el "mes de Mayo".

Con frecuencia, la solución más oportuna será armonizar los contenidos del "mes de María" con el tiempo del Año litúrgico. Así, por ejemplo, durante el mes de Mayo, que en gran parte coincide con los cincuenta días de la Pascua, los ejercicios de piedad deberán subrayar la participación de la Virgen en el misterio pascual (cfr. Jn 19,25-27) y en el acontecimiento de Pentecostés (cfr. Hech 1,14), que inaugura el camino de la Iglesia: un camino que ella, como partícipe de la novedad del Resucitado, recorre bajo la guía del Espíritu. Y puesto que los "cincuenta días" son el tiempo propicio para la celebración y la mistagogia de los sacramentos de la iniciación cristiana, los ejercicios de piedad del mes de Mayo podrán poner de relieve la función que la Virgen, glorificada en el cielo, desempeña en la tierra, "aquí y ahora", en la celebración de los sacramentos del Bautismo, de la Confirmación y de la Eucaristía.

(Directorio sobre la Piedad Popular y la Liturgia, nº 190 – 191)

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