sábado, 3 de enero de 2009

Cartas de San Pablo (III).- Colosenses y Efesiós.

1. Motivación del Tema.
2. Iluminación del Tema.
3. Algunos textos particularmente significativos.
4. Para nosotros, aquí y ahora.
5. La Palabra de Dios nos pide algún compromiso.
6. Nota Bibliográfica.
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1.- Motivación del Tema

COLOSENSES

Las dificultades más serias en la Iglesia han sido, desde sus mismos inicios, las dificultades de tipo ideológico: es decir, aquellas que, al intentar dar una explicación desde la razón del Misterio de Cristo, lo que hacen en realidad es "vaciarlo" (cf. Ga 5,11), es decir quitarle toda su fuerza salvadora. Si la presencia de Cristo entre los hombres es y significa sustancialmente una presencia de salvación ("le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados": Mt 1,21), toda explicación que atente contra esa naturaleza salvadora de Cristo, será una explicación errónea y por consiguiente inaceptable para una cristiano. De ahí, la reacción de Pablo en esta Carta. De ahí, también, la actualidad de nuestro Tema.
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EFESIOS

Así como la Carta a los Romanos complementa a la que Pablo dirigió a los cristianos de Galacia, de forma semejante la Carta a los Efesios complementa a la Carta que dirigió a los de Colosas. Las grandes líneas del Misterio de Cristo presentadas en la Carta a los Colosenses se amplifican y agrandan en esta Carta a los Efesios, en la que la mirada de Pablo se centra sobre todo en el Misterio de la Iglesia: cuerpo de Cristo, que "es Plenitud del que lo llena todo en todo" (1,23). En nuestro momento histórico, en el que la Iglesia parece estar particularmente ‘desacreditada’ a causa de la mediocridad de los cristianos, la visión paulina de la Iglesia es particularmente estimulante para responder al compromiso cristiano de ser "santos e inmaculados ante Él por el amor" (1,4).
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2.- Iluminación del Tema

COLOSENSES
2.1. Unos datos interesantes sobre esta Carta.

2.1.1. Durante la dilatada estancia de Pablo en Éfeso (cf. Hch 20,31), algunos de sus discípulos fundaron entre otras la comunidad cristiana de Colosas, llevando el mensaje de salvación hasta allí con la autoridad del apóstol.

2.1.2. Más tarde, al surgir dificultades, sobre todo de tipo doctrinal e ideológico, en las comunidades de aquella región, algunos de los colaboradores de Pablo se trasladaron a Roma donde estaba encarcelado el apóstol para consultarle las cuestiones planteadas que amenazaban con turbar la paz y sobre todo la fe de la comunidad. Por eso se sitúa esta Carta como escrita en Roma entre los años 61-63 y se incluye, además, entre las llamadas "cartas de la cautividad" a tenor de lo que se afirma en la misma Carta: 1,24; 4,3.18.

2.2. Estructura general de esta Carta.
En la Carta a los Colosenses se pueden distinguir tres partes claramente diferenciadas:
- la primera, que se abre con un grandioso himno cristológico (1,9-20), es de naturaleza sustancialmente doctrinal: son los capítulos 1 y 2. Después de los saludos, agradecimientos y súplicas, -frecuentes en las Cartas de Pablo (1,1-14)-, proclama con toda fuerza y vigor- que no hay ningún salvador por encima de Jesucristo (1,15-29). Inmediatamente aborda los peligros de tipo doctrinal que padece aquella comunidad (2,1-23), sobre todo frente a l doctrina gnóstica ( = la salvación viene única y exclusivamente por la via del conocimiento).
- la segunda, es de tipo exhortativo, denunciando aquellos vicios que los cristianos deben evitar, y presentando aquellas virtudes –sobre todo domésticas- que deben practicar en el medio social, cultural y religioso en que tenían que vivir: es el capítulo 3, 1-46.
- el último capítulo está dedicado a noticias, saludos y despedidas (4, 7-18).

2.3. Objetivos de Pablo en la Carta a los Colosenses.

2.3.1. El objetivo fundamental de esta Carta es "hacer presente al apóstol Pablo" en aquellas iglesias, si no físicamente, sí en su espíritu, en su doctrina, en sus enseñanzas fundamentales.

2.3.2. Sobre esta base, la Carta presenta al apóstol como aquel que "quiere liberar de una vez para siempre a los cristianos de esas religiones que niegan la inmediata y definitiva liberación del hombre por Cristo y continúan manteniéndole en su esclavitud: en estos seres intermedios entre Dios y los hombres. Esta liberación se extiende también a todo el universo. Él es el principio y el fin de todo lo creado. Su resurrección proyecta sobre el mundo la luz de la vida" (Secretariado Nacional de Catequesis [ed.], Biblia para la iniciación cristiana 2, Madrid 1977, p.479).

2.3.3. Se propone, siempre en línea paulina, combatir un cristianismo de tipo gnóstico: es decir, aquel que enseñaban algunos cristianos que provenían de escuelas filosóficas judeo-helenistas, según los cuales, la salvación y la felicidad no vienen por la fe en Jesucristo, sino por el conocimiento –secreto y reservado para algunos privilegiados y especialistas- de doctrinas altísimas y por eso inasequibles para el común de los hombres.
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EFESIOS

2.1. Unos datos interesantes sobre esta Carta.

2.1.1. La vinculación de Pablo con la comunidad cristiana de Éfeso, en la que estuvo tres años (entre los años 54-57), hace que incluso cuando Pablo ya había muerto, algunos discípulos suyos más directos y fieles se dirigieran a esa comunidad –con la doctrina y la autoridad del apóstol- para afrontar algunos problemas nuevos que se planteaban.

2.1.2. De todas formas, más que dirigida a una comunidad concreta y determinada, esta Carta parece haber sido en su origen una circular destinada a las iglesias de la región en que la ciudad de Éfeso estaba situada. Con ella se pretendía recordar la doctrina de Pablo sobre Cristo y la Iglesia pero actualizándola y aplicándola a las nuevas situaciones que estaban viviendo aquellas comunidades.

2.2. Estructura general de la Carta a los Efesios.
* En esta Carta se distinguen dos partes fundamentales:
- la primera presenta el Misterio de Dios en Cristo, revelado en la Iglesia: gracias a Cristo, y sólo por Él, todos los hombres están llamados y predestinados a la salvación: son los capítulos 1 al 3.
- la segunda parte es una larga exhortación a los bautizados acerca de cómo tiene que ser y desarrollarse una vida cristiana auténtica, tanto en el plano familiar como en el social: son los capítulos 4 al 6.

2.3. Objetivo de la Carta a los Efesios.

2.3.2. Pablo se propone responder a una pregunta central que se hacían ya los primeros cristianos: ¿quiénes somos nosotros respecto de Cristo?, ¿en qué relación está el bautizado con Cristo?. El apóstol da a aquellos cristianos una respuesta familiar y profunda: somos el cuerpo de Cristo. Es familiar, porque para los griegos los ciudadanos formaban un ‘cuerpo social’; y profunda porque los bautizados no son el cuerpo físico de Cristo, pero tampoco un simple cuerpo moral: forman con Él una misteriosa pero realísima unidad, de forma que entre la cabeza (Cristo) y sus miembros (los bautizados) existe una profunda corriente de gracia, de santidad, de filiación, de compromiso por el Reino. Somos su cuerpo ‘místico’. De forma que así como no existe un cuerpo sin su cabeza, tampoco existe una cabeza sin su cuerpo.

2.3.1. Esta carta no tiene, pues, como objetivo central la refutación de alguna doctrina equivocada que corriera en aquella comunidad. Se propone más bien, de forma positiva, ofrecer "una meditación sobre el misterio de Cristo y de la Iglesia, que quiere llevar a los lectores a descubrir el cambio radical que la muerte y resurrección del Señor ha introducido en el mundo. El autor contempla a Cristo como Señor del universo, que penetra ‘con la fuerza de la resurrección’ toda la humanidad. Una humanidad sin fronteras ni divisiones, unida como un solo cuerpo del que Cristo es la Cabeza. Esa humanidad, así unida y salvada, es precisamente la Iglesia, formada por cuantos creen en la resurrección de Jesucristo" (Secretariado Nacional de Catequesis [ed.], Biblia para la Iniciación cristiana 2, Madrid 1977, 457).

2.4. Líneas teológicas fundamentales en estas Cartas.

2.4.1. En una grandiosa visión cósmica de la realidad, la Carta a los Colosenses presenta a Cristo como Salvador único y definitivo de todos los hombres y del mismo mundo: ni los ángeles, ni las potestades, ni espíritu alguno pueden ocupar el lugar central y exclusivo que ocupa Cristo: ni en la Iglesia, ni en la humanidad, ni siquiera en el universo.

2.4.2. En esa misma Carta se presenta también a la Iglesia de Cristo, no desde la realidad social y concreta de las comunidades cristianas existentes, sino desde una perspectiva teológica e incluso cósmica: como el cuerpo glorioso de Cristo destinado a salvar a toda la humanidad.

2.4.3. Además, según la Carta a los Colosenses, "el cristiano debe rechazar, tanto evadirse de los problemas de la vida, como dejarse esclavizar angustiado y temeroso por poderes anónimos (políticos, económicos, sociales, impulsos interiores) que, divinizados, lo dominan y dirigen. Dios nos ha liberado en el único Mediador, de modo que podamos libremente asumir nuestras propias responsabilidades ante un mundo que no tiene nada de divino y ha de ser cuidado y transformado por nosotros al servicio del Señor. Ello es posible si todo lo hacemos en el nombre del Señor y a la luz de su Palabra" (Secretariado Nacional de Catequesis [ed.], Biblia para la iniciación cristiana 2, Madrid 1977, p.479).

2.4.4. Al igual que en la Carta a los Colosenses, de la que toma incluso algunas expresiones literarias, la Carta a los Efesios presenta el misterio de la Iglesia como Cuerpo de Cristo. Tanto en Cristo, como en su cuerpo que es la Iglesia, la humanidad está llamada a superar toda clase de divisiones sea cual fuere el motivo de las mismas. Más aún, en Cristo y gracias a la mediación de la Iglesia, todos los hombres están llamados a ser verdaderos hermanos. Una de las enseñanzas fundamentales de esta Carta es que la Iglesia está llamada a ser un instrumento de fraternidad universal.

2.4.5. Los bautizados, al ser "revestidos de Cristo" en el momento del bautismo (simbolizado en la túnica blanca con que eran revestidos), se hacen "hombres nuevos". Están, en consecuencia, comprometidos a renovarse constantemente en su mentalidad en un proceso inacabado e inacabable de muerte y superación del "hombre viejo" con sus secuelas de pecados, defectos e incluso vicios. El ‘hombre nuevo’ que se sabe llamado a ser "santo", no puede contentarse con la mediocridad.

2.4.6. En la Iglesia, comunidad formada por miembros provenientes tanto del judaísmo como del paganismo, debe realizarse una profunda unidad. Unidad que no es uniformidad, sino convergencia enriquecedora –por obra del Espíritu- de todos los dones, carismas y gracias con los que ese mismo Espíritu enriquece a las comunidades.
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3.- Algunos Textos particularmente significativos
3.1. De la Carta a los Colosenses:
• Col 1,11-22: Cristo, centro de la creación y cabeza de la Iglesia.
• Col 2,16-23: el cristiano lo juzga, valora y jerarquiza todo desde Cristo.
• Col 3,5-11: compromiso de hacer crecer en nosotros al "hombre nuevo".
3.2. De la Carta a los Efesios:
• Ef 1,3-10: Dios nos ha pensado, desde siempre, como "hijos en el Hijo".
• Ef 2,1-10: Absoluta gratuidad de la salvación por parte de Dios,y absoluta responsabilidad del hombre en la respuesta.
• Ef 4,17-30: Dejar atrás, de una vez, la mediocridad en la vida cristiana.
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4.- Para nosotros aqui y ahora
4.1. ¿Qué texto de la Carta a los Colosenses nos parece particularmente actual para la Iglesia en estos momentos?
4.2. ¿Cómo podríamos nosotros ir dando vida al "hombre nuevo" al que estamos llamados a ser en virtud de nuestro Bautismo?
4.3. ¿Entendemos nosotros la misión de la Iglesia, sobre todo en el mundo de hoy como "instrumento de la paz entre los hombres"? ¿Por qué caminos podríamos realizar esta misión?
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5.- La Palabra de Dios nos pide algún compromiso
5.1. a nivel personal.
5.2. como miembros de esta Hermandad.

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6.- Nota Bibliográfica

• R.Penna, Carta a los Colosenses, en P.Rossano y otros (dirs.), Nuevo Diccionario de Teología bíblica, Ed.Paulinas, Madrid 1990, pp.288-296.
• R.Penna, Carta a los Efesios, en P.Rossano y otros (dirs.), Nuevo Diccionario de Teología bíblica, Ed. Paulinas, Madrid 1990, pp.465-474.
• G.Pérez-L.Rubio, San Pablo. Cartas a los Efesios y Colosenses, Cartas Pastorales, Escrito a los Hebreos, Ed.Sígueme, Salamanca 1990.
• E.Schweizer, La Carta a los Colosenses, Ed.Sígueme, Salamanca 1987.

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